“No hacen falta alas
Para alzar el vuelo…”Silvio Rodríguez
Hay historias inspiradoras y también sé que no hacen falta alas... Esas historias también están impregnadas de ese secreto y de ese magnetismo capaz de elevar nuestra frecuencia vibracional. Un relato popular hace referencia a dos soldados que estuvieron a punto de morir en una batalla y como resultado quedaron gravemente heridos. Uno había quedado con un pulmón muy dañado, y el otro yacía en cama con el cuerpo enyesado casi en su totalidad.
El primero estaba ubicado de cara a la única ventana que tenía el pequeño sanatorio donde se encontraban y desde esa posición describía a su acompañante de habitación todo cuanto podía ver:
Hay un paisaje maravilloso, le decía a su compañero que le escuchaba. En medio de los árboles esta un lago de gran belleza y por sus márgenes las parejas caminan tomadas de las manos, y los niños juegan con barquitos de papel en sus orillas. El sol brilla en un cielo azul con nubes límpidas.
El otro soldado en su inmovilidad cerraba los ojos imaginando todo lo que su compañero le decía…
Así, cada día que pasaba, el hombre en su ventana relataba toda la belleza que observaba desde su privilegiada ubicación. Describía escenas multicolores, inspiradoras imágenes de atardeceres de ensueño, regatas de veleros, familias felices jugando, paseando y abrazándose.
El hombre enyesado comenzó a sentir envidia y malestar por no ser él quien podía contemplar todas las cosas bellas que veía el otro soldado por la ventana y hasta se maldecía de lo injusto que había sido la vida con él.
Esa noche el hombre del pulmón dañado se comenzó a sentir mal y comenzó a toser, en su desesperación quiso llamar a la enfermera pero no le fue posible, miro a su compañero de cuarto pidiéndole ayuda con la mirada, pero el hombre enyesado fingió que dormía.
Al cabo de varios minutos la tos cesó.
Al cabo de varios minutos la tos cesó.
A la mañana siguiente fue encontrado muerto junto a la ventana por la enfermera que se preguntaba por qué no toco el botón de alarma para ella salvarlo.
-¿Usted lo escucho tosiendo? -Preguntó al soldado-
-No.
-Qué pena.
Después de retirado el cuerpo el soldado que quedaba en la habitación pidió a la enfermera que le ubicara junto a la ventana. Cuál sería su sorpresa al ver que del otro lado de la ventana lo que había era una antigua pared de ladrillo ennegrecida y herrumbrosa.
La India tiene en Sudha Chandran a su bailarina más famosa que en 1982 sufrió el peor accidente imaginable para una persona cuyo trabajo es bailar: perdió una pierna.
Era de esperar que quedaría totalmente arruinada desde todo punto de vista: físico, mental y económico.
Pues te cuento que no aconteció así. Sudha volvió a bailar y el 24 de enero de 1984 hizo su reaparición en la arena de Mumbai, ante las miradas atónitas y llenas de lágrimas de miles de espectadores que le aplaudieron de pie, y le vieron ejecutar danzas de forma magistral con una prótesis en sustitución de su pierna.
Su fama creció mundialmente, su vida inspiró la realización de varias películas y trabajó como conductora en televisión.
En una entrevista, a la pregunta de cómo pudo volver a bailar después del accidente respondió:
-Amo lo que hago. No imagino mi vida de otra forma.
-¿Y la amputación que sufrió no fue motivo para elegir un trabajo diferente?
-No…
-¿Por qué?
Sudha Chandran respondió con una frase que ha trascendido como paradigma de perseverancia:
-Porque no se necesitan piernas para bailar…
¡¡¡Qué fra-se!!! Ánimo para los desesperanzados de este mundo, para las personas tristes que han perdido la fe.
Después de una expresión así me faltan o están de más mis palabras… te las dejo a ti querubín, tú puedes ayudar con tu historia o deja un comentario…
